DE LO INVISIBLE Y LO EFÍMERO
Las paredes viejas son como recuerdos derrumbados, con olor a olvido, de colores apagados y descascarados; vivas, pues cambian.
El tiempo deja un testigo mudo de su paso: no hablan, pero cuentan.
Si las miras, revelan una poesía invisible y efímera, no escrita, que no se lee, sino que se contempla; no retrato lo que veo, sino lo que siento ante lo que veo y me pregunto.
¿Quién te llenó de olvido, sino el tiempo?
¿Quién te llenó de vida, sino él?