EL CREDO DE LO VISIBLE

Creados para ser vistos, pese a que su presencia parece invisible, nos detenemos ante ellos. Queremos ser réplicas de ellos mismos, o lo que nos gustaría parecer. ¿Angeles del Dios Narciso?.

 Cuando son observados con la mirada no del que pasea y desea , sino del que observa, resultan intrigantes, misteriosos, desafiantes. De fría existencia, nos observan desde el silencio perpetuo, como las nuevas figurativas de una divinidad: de un nuevo credo.

La procesión de fieles esta vez pasa por delante de ellos, ciegos como siempre, por la fe de la nueva religión. Solo hay que vestir al nuevo santo, consumir y ser feliz.